Capítulo 5º

De todas los rayos demagógicos que desembainaste, éste fue el más persuasivo.
Recuerdo (como pensando al lado del río) la vez que me tiraste tu mentira sagaz,
rememoro el brillo de tus ojos ¡Cómo te brillaban! y ahora entre esperezas
vanas, escupís bilis en mi tapete, qué espectáculo tan embriagador.
Me planeas de lo peor, a dos metros de mí, y tus pupilas son máquinas,
y hasta tus infinitos poros no dejan milímetro por interrogar.
Son más linda lejos de las bambalinas, pero con entusiasmo, (los rasgos bohemios
se notan mejor) y tu desmesura aguarda bajo tus uñas sin pintar.
Guardás silencio casi hasta llegar a las arcadas, y nada te detiene,
nada te detiene en tu quietud, vas a millas por segundo, en tu inamovible quietud.
Tus fundamentos siempre son insondables, sin cosquillas no largás nada.

Ahora quiero ver el final de la novela, y hasta tal vez me banque los créditos
Sos consiente de tu ebullición. Sos consiente de todo, y mucho más.

Y por ahora paro, necesito un descanso, por mi agotador motor... sólo un descanso...

Nuevas cavernas

Un rezo de tarde noche, y salen a matar. Se relamen con preámbulos,
saben que ganan con pavadas, y y miel agriada, la más barata y rendidora.
¡Los destellos!
Así la esperan todos, de tal modo la conservan.
Los tímpanos bailan desempolvados, y el sudor los los mantiene tibios,
desencarnados. Ya no hay pendejo pro, vienen curtidos y desbocados,
a manzalba, con prejuicios, pero sin mira especial. Sólo alguno pocos.
El sacramento está en marcha, como kamikazes en pleno campo,
vuelan excomulgados por todo el salón.
Una fría cae sapiente de la hazaña. (No se queda atrás, jamás)
La pendeja bajó la guardia y ahora es carnada viva; ríe y bromea para sí misma.
¡Hubieras visto los destellos!
Empernados en una danza sin ritmo, sin miramientos.
Las bocanadas de humo denso no enturbian la función, están demasiado
embebidos de epinefrina. Demasiado atentos. Un juego volátil.
La saliva se escurre entre los dientes, las manos entre las ropas,
la voracidad crece con fruición.

Un último acto, casi irreprochable. Sólo un gesto inane, fútil.
Un labio rojo como su córnea explica todo, hasta entorpecer la imaginación.

Pero, las fieras no se sosiegan para siempre... ¡Siempre buscan más destellos!

Gracias Cele...


Gato Negro

SERGIO DAWI e INDIO SOLARI

Esperando agazapado el momento de saltar
el olfato lo guiaba, no lo iba a traicionar
la barrera levantada y el furgón que rebalsaba
las cosquillas de un disparo presentían su final

Siete vidas tiene un gato, la tercera es la vencida
si duerme con los leones, la primera es esta vida

Es un gato, gato negro
si te araña sangrarás
es un gato, desmadrado
Robin Hood o Satanás

Es un gato, gato negro
si te araña sangrarás
es un gato, desmadrado
Robin Hood o Satanás

Sin Aliento y aturdido el gato se hizo bandido
sin pelos en la barbilla debutó sin decir miau
los ratones festejaron y el gato se lamentaba
repartiendo entre los suyos el dulce de navidad

Siete vidas tiene un gato, la tercera es la vencida
si duerme con los leones, la primera es esta vida

Es un gato, gato negro
si te araña sangrarás
es un gato, desmadrado
Robin Hood o Satanás.

Apuleyo

"Y en medio de esta jubilosa ceremonia y espectáculos festivos, ninguno te mostrará aversión por esa deformidad que llevas, así como tampoco nadie pensará en acusarte malignamente por tu repentina metamorfosis.

Ya de antemano te pido perdón, si luego, narradora sin gracia, tropiezo y uso algún giro exótico o extraño. Por lo demás, este mismo cambio de idioma concuerda con la materia que cultivo: el arte de las metamorfosis."





"Perdiendo y regresando a la forma humana..."