Ah!, pero sí sabíamos que la tierra giraba, todas las cosas tendrían más facilidad para cambiar, como tu color de ojos y tu religión.
Desde hace unos días que sentías las cosas como bañadas en hiel... Sabés que no son amargas, pero tu lengua ya no puede mentir más.
Ya perdí el ritmo.
Y hoy transpiro más que el miércoles...
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Cicuta... la mujer del ácido sulfúrico eyaculado de sus palabras.