Una morocha que reza mientras fuma.
Muerde el labio y frunce el seño.
Restos de azúcar.
Juega con sus pies al compás de los versos.
Y de repente te muerde con los ojos.
...y a bocanadas uno desaparece...
chapalea, se acurruca, pero desaparece...
Porque en la esquina de ésa habitación
hay una sombra profunda.